REVUELTAS EN EL MUNDO ÁRABE

sábado, 26 de noviembre de 2011

Multitudinarias manifestaciones populares en contra de gobernantes atornillados al poder.


Por Deysi Sernaqué Ortiz

Las manifestaciones de las cuales somos testigos gracias a la tecnología de hoy, nos hacen ver una característica común en el mundo árabe: el origen popular, civil de dichas protestas, ya que son los propios ciudadanos (jóvenes, estudiantes, desempleados, mujeres, sector obrero y sociedad en general) quienes salen a las calles a exigir un cambio de gobierno, elecciones  democráticas o mayor participación ante el malestar político y social compartido en esta parte del mundo.



Los pioneros de estos sucesos fueron Túnez y Egipto enfrentados a viejas elites aferrados al poder. Para entender esta coyuntura, enumero las siguientes causas de la revuelta:

1.      Malestar político y social: basada en un gobierno autocrático en el que la voluntad del dictador está por encima de la ley y del bienestar de los ciudadanos. Estos gobiernos autocráticos están en el poder por muchos años. 

La familia Asad en Siria desde 1971, en Egipto tenemos a Mubarak desde 1981 y en Túnez, a Ben Ali desde 1987. Este malestar empeora la corrupción que impide la formación de un sistema político democrático.

2.      Contagio regional: se debe a la proximidad temporal y geográfica.La influencia de los medios de globalización, especialmente el rol del internet. Medio que ha tratado de prohibirse, con tal de evitar que el mundo se entere de lo que sucede en estos países con gobiernos autocráticos (caso Túnez.) A ello, se suma la posibilidad que tiene los jóvenes árabes de comparar su realidad con el resto del mundo a través del uso del internet.

3.      Desempleo y subempleo: la mayor cantidad de protestantes son jóvenes desempleados. Recordemos que el 32 por ciento de jóvenes en Siria no estudian ni trabajan (Fuente: informe de Silatech, basado en la encuesta Gallup). El joven sin empleo estable, vendedor de frutas Mohamed Bouazizi, se prendió fuego y así empezó la revuelta popular que ha derribado la dictadura de Zine el Abidine Ben Ali, cambiando de golpe el mapa político de Túnez.

El joven tunecino de 26 años que se inmoló frente a la prefectura de Sidi Bouzid para protestar pues no podía trabajar. 
4.      No existe sistema de de partidos: los partidos políticos son las organizaciones intermediarias entre la sociedad civil y el gobierno, son quienes se encargan de fiscalizar al gobierno de turno e intervenir en las decisiones políticas por medio de los voceros partidarios que deben, a su vez, ser representantes de la sociedad civil. Sin embargo, al no existir tales organizaciones ¿quién asumirá ese rol?

Entonces, se produce una crisis de representatividad y legitimidad, que es aprovechada por el dictador de turno, quien tiene la oportunidad de gobernar sin un ente fiscalizador. Por ejemplo en Siria, sólo tenemos el partido Baath desde 1963, y tiene esta facultad constitucionalmente aprobada (Partido único).

El camino de la reforma no es fácil. 



Aquí observamos algunos instrumentos como la constitución, que motivan la legalidad de los gobiernos dictadores.

5.      Sufragio: las elecciones son un buen indicador para medir el tipo de gobierno en un país, esto no significa que sea el único medio. Dependiendo si las elecciones son transparentes o no, podemos darnos cuenta si estamos ante un gobierno democrático o ante un gobierno corrupto. En Túnez no existe elecciones transparentes desde 1989, pues se impide la participación de todo régimen de oposición. En Egipto, por más de 50 años ha existido solo un candidato en los procesos electorales. Las elecciones, es el único momento en que la población tiene la facultad de elegir a su gobernante por un determinado tiempo.

6.      Libertad de prensa: en un gobierno tiránico, no se respeta las leyes, no existe libertad de prensa.  Al contrario existe una prensa nacional manipulada y al servicio del dictador. Es importante subrayar la importancia de la prensa internacional durante este proceso histórico.

No obstante, esta lucha por la democracia puede ser desestabilizante para el resto del mundo. En especial para las potencias, que están acostumbradas a negociar con gobiernos de facto o con dictadores que pueden manipular a su población y recursos. Las potencias están acostumbradas a actuar como protectoras e intervenir en las políticas gubernamentales de los países, hoy en revueltas.

La ciudadanía demanda un cambio de gobierno, elecciones  democráticas o mayor participación.
Por ejemplo: Hilary Clinton ofrece la oportunidad de reinserción política del Sad como líder autócrata, pero “reformador”. En nombre de la “estabilidad mundial”. Pues no toda revuelta en nombre de la democracia, necesariamente provoca un gobierno democrático.

Otro caso emblemático. En Egipto, la oposición está liderada por el ejército, y ya se ha aplazado la fecha de elección hasta el mes de octubre. Lo cual presenta un riesgo democrático, ya que ¿quién nos asegura que la oposición puede ser mejor que los gobiernos derrocados popularmente o que renunciaron ante la presión de la sociedad civil?

La reforma es un proceso.
El camino de la reforma no es fácil. Tener un sistema político estable, no sólo necesita de partidos políticos, también necesita de instituciones públicas permanentes (gobiernos locales, parlamentos, poder judicial, ejecutivo, entre otros), así como invertir en el capital humano e infraestructura, mejorar los niveles de empleo y promover la imparcialidad en los medios de comunicación, que funciona hoy como un cuarto poder, finalmente construir ciudadanía como base de una cultura política democrática. Por tanto, la reforma es un proceso.

Los gobiernos legítimos, elegidos por el pueblo, promueven la representatividad entre los ciudadanos y el gobierno, y puede ayudar a prevenir la aparición de extremismos. Un gobierno legitimo implica la posibilidad de mejorar el diálogo entre Oriente y Occidente,dado que se hablaría en el mismo idioma: “democracia y legitimidad”.

En conclusión no hay que temer a las reformas, por el contrario la comunidad internacional tiene la titánica tarea de guiar a estos países que se inician en el proceso democrático. 

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