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  • La teoría del Linkage, Conga y Chile

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MURIÓ UNO DE LOS MÁS REPUTADOS CIENTÍFICOS POLÍTICOS

martes, 29 de noviembre de 2011 0 comentarios

O´ Donnell fue el académico argentino en ciencia política de mayor prestigio en el exterior.



Ha muerto Guillermo O'Donnell, el politólogo que analizó la democracia. El intelectual tenía 75 años. Fue doctor en Ciencia  Política de Yale y miembro de la Academia Norteamericana de Artes y Ciencias. Será velado en la Legislatura porteña.

La comunidad politológica villarrealina con todo afecto y cariño expresa nuestras más sinceras condolencias a la familia del destacado cientista político Guillermo O'Donnell.

El científico político Guillermo O'Donnell fue velado desde la noche de ayer hasta la 1 de la madrugada de hoy, y desde las 8:00 horas hasta el mediodía, en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Asimismo sus restos serán trasladados hacia el cementerio de la Recoleta, en Junín 1760.

Don Guillermo O'Donnell no fue un politólogo cualquiera, es un reconocido académico argentino por sus estudios sobre las transiciones democráticas, ha sido profesor de la Universidad de Yale y residente en el exterior.

O´Donnel dice: En América latina la democracia es más delegativa que representativa.

Entre las numerosas distinciones que recibió se encuentran el premio de la Asociación Internacional de Ciencia Política, asociación de la que fue presidente. En 1995 fue nombrado Doctor Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires y en 1996 recibió el Premio Konex en Ciencias Políticas, además del título honorífico de ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.

Considerado como el académico argentino en ciencia política más reconocido en el exterior, comenzó en los años sesenta su estudio del Estado autoritario observando la denominada "Revolución Argentina", el gobierno militar que dirigió la Argentina entre 1966 y 1973. Y plasmó sus observaciones en los libros Modernización y autoritarismo (1972) y El Estado burocrático autoritario (1982), este último convertido en un clásico de la Ciencia Política.

Luego, desde la recuperación democrática de 1983, profundizó sus estudios sobre la democracia, en los volúmenes Democracia macro y micro (1982) y Transiciones desde un gobierno autoritario (coeditado, 1988).

Defensor y analista crítico de la democracia como forma de gobierno, O'Donnell desarrolló en la década de los noventa el concepto de democracia delegativa para identificar los procesos democráticos institucionalmente débiles con poderes ejecutivos centralizados de América Latina y Europa del Este que, según su análisis, no alcanzaron a establecer democracia representativa.

O´Donnell fue profesor de la cátedra Helen Kellog de Ciencia Política del Instituto Kellog en la Universidad de Notre Dame, investigador del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Stanford. También ejerció la docencia en la Universidad de São Paulo (Brasil) y de la Universidad de California (Estados Unidos) y dirigió el Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES) en la Argentina.
En este período publicó Contrapuntos: ensayos escogidos sobre autoritarismo y democratización (1997), Pobreza y desigualdad en América Latina (coeditado, 1999), La (in)efectividad de la ley y la exclusión en América Latina (coeditado, 2001).

O'Donnell, padre de los periodistas María y Santiago, y hermano del historiador Mario "Pacho" O'Donnell, luego de vivir varios años en el exterior, donde dio clases en las principales universidades del mundo, regresó al país en 2009. Obtuvo el grado de doctor en Ciencia Política por la Universidad de Yale, miembro de la Academia Norteamericana de Artes y Ciencias, profesor e investigador de universidades como las de California, Stanford, Oxford, Cambridge y Notre Dame.

En su último libro Democracia, agencia y Estado. Teoría con intención comparativa (2009-12), rescata la figura del ciudadano como agente, rol que implica tantas respondabilidades como derechos. "Aunque hablemos de algo restringido como la democracia política, si uno mira con cuidado, descubre que ahí ya está puesto, por la legalidad que impone el mismo régimen político, un agente. 


Si a mí se me da el derecho, no sólo a participar libremente de reuniones y opinar, sino también a elegir y, sobre todo, a intentar ser electo, se me está diciendo, de una forma legalmente sancionada, que yo soy un agente: tengo la capacidad cognitiva y moral, salvo prueba en contrario, de participar en la toma de decisiones colectivas eventualmente respaldadas por la coacción del Estado. 


Ese es el núcleo fundamental de la democracia. A nosotros, ciudadanas y ciudadanos nos corresponde desarrollar y potenciar eso: actuemos como agentes, es nuestra responsabilidad y nuestro derecho", explicó en la última entrevista con Revista Ñ, en marzo de 2011.

Descansa en paz, maestro.


ANÁLISIS COMPARATIVO DEL SISTEMA BIPARTIDISTA

lunes, 28 de noviembre de 2011 0 comentarios

Según Sartori: Un sistema de partidos se definiría no por el número de partidos existentes en una realidad sino por la capacidad de estos para convertirse en gobierno.



Por Alberto Espinoza Castellares

1. Situación de la disciplina

La ciencia política es una disciplina que, como reconoce Sartori[1] ha encontrado dificultades para consolidarse, debido a tres problemas, en primer lugar, la gran diversidad de enfoques que coexisten dentro de ella, a tal grado que a veces parece que se hablan lenguajes diferentes[2], así por ejemplo tenemos al Institucionalismo, al conductismo, el funcionalismo y el culturalismo, entre las corrientes más en boga en estos últimos años, cada una centra su atención en objetos o unidades de análisis diferentes, cada una emplea procedimientos metodológicos y explicaciones teóricas divergentes, cada una, por último aplica estrategias de investigación que responden a sus intereses pero que no permite armonizar el conocimiento, por ello, a pesar de existir un desarrollo cuantitativo importante en la ciencia política, una mayor producción académica, cualitativamente todavía tiene problemas para articularse como una ciencia unitaria.

En segundo lugar, otro problema, que ya reconocía Easton[3] era la mezcla dentro de nuestra disciplina de teorías normativas y teorías empíricas, las primeras provenientes del mundo de la filosofía que entorpecen la tarea del investigador pero de las que la ciencia política nunca pudo desprenderse completamente, tal es así que hoy todavía arrastramos este lastre, mientras que el segundo tipo de teorías apenas y si existen o son tomadas en cuenta, razón por la cual precisamente abundan en la disciplina distintos enfoques, la pretensión nuestra es abandonar las teorías normativas e intentar fortalecer las teorías empíricas, sin por ello descartar uno de los objetivos de toda ciencia que es el predecir, pero que no se confunda esta capacidad que debe tener toda ciencia con el hecho de formular apreciaciones valorativas sobre los hechos estudiados.

Finalmente un tercer problema que enfrenta la ciencia política actual, es el planteado por Nevil Johnson[4], quien en su trabajo señala que la ciencia política a estado bajo la influencia de dos formas de aproximarse al hecho político, esto es, a través de la micropolítica o de la macropolítica, es decir ver los hechos desde la perspectiva del individuo, como fue el caso de Laswell[5] o más recientemente Jarol Manheim[6], o ver al individuo como parte de un todo mucho mayor, es decir inserto dentro de un sistema político societal, como es el caso de Easton[7], Deutsch[8], Almond[9], entre otros, y aún en nuestros días la pregunta sigue siendo, ¿cuál es la perspectiva correcta?, ver el todo, al sistema político como unidad o al individuo, para Francis Sorauf[10] la solución está en una posición intermedia entre estas dos perspectivas extremas, es decir, no quedarse en el sistema político pero tampoco perderse en el individuo, esta perspectiva es la que centra su atención sobre actores políticos intermediarios entre ambos extremos como es el caso de los partidos políticos, tal vez esta sea una de las razones por las cuales han sido y son uno de los fenómenos políticos más estudiados por nuestra disciplina.

Es cierto que la ciencia política no se reduce al estudio de los partidos políticos, que hay otros aspectos de la realidad política igual de interesantes para ser estudiados, sin embargo aún cuando se habló de la crisis y hasta desaparición de los partidos, estos siguen siendo un foco de interés para la disciplina, razón por la cual llevaremos a cabo un análisis aproximativo de un aspecto limitado de este fenómeno.

No creo necesario realizar una exposición de cómo nace este tipo de estudios debido a que existe una amplia bibliografía al respecto[11], en cambio si es importante señalar cual es la orientación que daremos al tema en vista que pretendemos llevar a cabo un estudio comparado.

2. El método comparado en la ciencia política

Hay una gran variedad de libros que hablan de la política comparada[12], hay hasta quienes consideran a esta una rama de la ciencia política[13], sin embargo, suscribo la opinión de Giovanni Sartori al respecto, quien afirma que la comparación es en realidad un método y no un campo particular de la ciencia política[14]. Es decir, no se trataría de un cuerpo sustantivo del saber sino de un conjunto de principios metodológicos que permiten analizar dos o más realidades equivalentes.

Supongamos que hemos establecido que un sistema de partidos es claramente comparable con otro sistema, quedaría por establecer cuál es la estrategia comparativa a adoptar, a veces se subrayan las similitudes o se buscan analogías en sistemas diferentes, así por ejemplo podríamos contraponer sistemas de partidos competitivos con aquellos que no lo son, tomando como referente el sistema político en el que se insertan, o podríamos comparar sistemas de un solo partido con sistemas de más de tres partidos, tomando como referente la estabilidad política de los sistemas o el equilibrio alcanzado en estos.

Podemos elegir los sistemas más semejantes o bien sistemas más diferentes, en el primer caso serán sistemas cercanos, es decir similares en la mayor cantidad de características posibles o por el contrario, en el segundo caso relacionar sistemas que difieren en la medida de lo posible en todo salvo en el fenómeno que se investiga.

Y toda esta perorata no es en vano, pues nuestra pretensión es comparar dos sistemas de partidos que suelen clasificarse en el mismo grupo, como sistemas bipartidistas, me refiero a los sistemas de partido pertenecientes a los EE.UU y a Gran Bretaña, de los que siempre se nos ha presentado como iguales o por lo menos muy parecidos, en razón de que en ambos sistemas predominan dos partidos, sin embargo, luego de haber examinado alguna bibliografía relacionada a dichos casos encuentro sustanciales diferencias que cuestionarían hasta el hecho de ubicarlos en un mismo grupo, aquí nuevamente el problema es el punto de referencia que se tomo respecto a la comparación, pero ello iré desarrollándolo en el transcurso del presente trabajo.

3. El sistema bipartidista

Duverger define a! sistema de partidos como aquel espacio societal donde coexisten un número determinado de partidos, clasificando estos en tres tipos, de partido único, bipartidismo y multipartidisrno, sin embargo su definición es poco útil, pues sabemos que en aquellos países clasificados como sistemas de dos partidos existen más de dos partidos en la realidad, por ello Sartori[15] introduce otros criterios en la definición, además del factor numérico, es mucho más importante saber cuantos de estos partidos realmente pueden convertirse en alternativa de gobierno, este entonces sería un factor que define más claramente a los sistemas de partidos.Es decir un sistema de partidos se definiría no por el número de partidos existentes en una realidad dada sino por la capacidad de estos para convertirse en gobierno.

Regresando a los sistemas bipartidistas, diremos que se trata de un sistema de dos partidos que se caracteriza por la existencia de dos partidos principales (estructura bipolar), que consiguen en la práctica más del 90 por ciento de los escaños de la representación legislativa, de acuerdo con esos resultados electorales gobierna uno u otro sin necesidad de formar coalición con un tercer partido, lo que implica que los electores tienen una influencia directa en la determinación del partido que tiene que gobernar, el gobierno formado por un solo partido y la expectativa de alternancia son pues las dos características principales del bipartidismo, sin embargo los límites entre el bipartidismo y el pluripartidismo moderado puede ser muy tenue como veremos más adelante.


Ahora bien, a nivel del sistema bipartidista podemos hablar de dos tipos o sub modelos; el bipartidismo perfecto, en donde participan y predominan, en franca y libre competencia, dos partidos políticos que suman alrededor del 90% del electorado, modelo que prevalece entre los países anglosajones (Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda), pero también existió en Austria y Uruguay, aunque en realidad se trataría de la excepción y no de la regla pues como veremos en el caso emblemático Inglés su sistema en un período de casi cincuenta años fue imperfecto, por la presencia de un tercer partido.

Por otro lado tenemos el bipartidismo imperfecto, producido porque al lado de los dos partidos importantes existe un tercero que, si bien no tiene mucho arraigo electoral es valioso para lograr la estabilidad en el Parlamento y el Gobierno. En este caso, uno de los dos partidos principales debe, por lo general, formar alianza con el tercero para poder tener el control del gobierno, a ello los especialistas han llamado modelo de dos partidos y medio[16], es el caso de Alemania, Bélgica, Ceilán, Colombia, Filipinas y el Japón, aunque este último en algún momento fue más bien del tipo de partido hegemónico.

Ahí ya podemos ver como el bipartidismo imperfecto se aproxima mucho a la idea de un pluripartidismo moderado, presencia de tres partidos en el sistema, pero nuestro interés no se centra en este problema sino en las diferencias que existen entre partidos que se encontrarían aún en un mismo sub modelo de sistema bipartidista perfecto.

Para Sartori[17], el sistema bipartidista es la categoría mejor conocida, ello se debería a que es un sistema relativamente sencillo[18], sin embargo parece ser más un sistema idealizado pues ni siquiera existe un consenso entre los especialistas para definir que países tienen este tipo de sistema, para Dahl son ocho países, incluidos Panamá, Filipinas y el Uruguay, para Blondet son 21 los países, Sartori inicialmente considera seis países, Gran Bretaña, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia, Canadá y Austria que practicó un sistema de grandes coaliciones, como hoy ocurre en Chile así que propiamente no se hablaría de bipartidismo, sin embargo Australia tiene de hecho tres partidos importantes, y el Canadá podría parecer todavía más anómalo que Australia, así que quedarían sólo tres países, Gran Bretaña, Estados Unidos y Nueva Zelanda, pero como el mismo Sartori afirma, el golpe final llega con el argumento de que el bipartidismo inglés y el estadounidense son tan diferentes que tiene muy poco sentido clasificarlos juntos, este precisamente es el núcleo de nuestro ensayo, demostrar donde radican las diferencias entre ambos sistemas de partidos.

Para León D, Epsein[19] los sistemas de dos partidos son una rareza y menciona únicamente a Gran Bretaña, Australia, Canadá, Austria, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Alemania Occidental, a los que probablemente podría añadirse los países americanos como Uruguay, Colombia, Nicaragua y Honduras, volvemos a ver aquí la falta de consenso sobre que casos incluir y cuales dejar afuera, en todo caso creemos que la clasificación de Sartori es mucho más acertada que las otras clasificaciones citadas, aún cuando el mismo Sartori termina solo incluyendo en esta tipología tres casos como bipartidismos perfectos y agrega que se trata de una clasificación flexible debido a que los casos son en realidad muy recientes, salvo el caso de los Estados Unidos, pero sólo tomado a nivel Federal.

4. Limitaciones a la competencia entre dos partidos

Idealmente el sistema de dos partidos debería caracterizarse por la frecuente alternancia de estos y una opción significativa para los votantes en cada elección. En la medida en que estos requisitos se cumplen, el sistema de partidos podría constituir un excelente mecanismo de gobierno popular capaz de solucionar problemas. Sin embargo, los sistemas de dos partidos rara vez funcionan así y puede verse este comportamiento en el estudio realizado por Sartori, quien analiza las elecciones de EE.UU. y Gran Bretaña encontrando mas bien largos períodos de tiempo de uno u otro partido.

En un estudio de la política estatal en Estados Unidos Peter Merkl[20] señala que la competencia política entre los dos partidos principales no es un fenómeno frecuente como suele creerse. Particularmente, fuera de las áreas urbanas, el dominio de un partido está muy difundido y el peso de la oligarquía no competitiva sólo se alivia mediante la competencia interior en las elecciones primarias del partido dominante[21].También desde el punto de vista Nacional, según Merkl, la competencia de los dos partidos en este país ha sido una excepción más que una regla. Son testigo de ello los largos periodos de preponderancia republicana y demócrata en los últimos cien años, aún cuando en los últimos gobiernos hemos podido observar una mayor alternancia entre los partidos, un período Republicano más bien largo en el que ocuparon la presidencia Ronald Reagan y George Bush, luego un período demócrata, de dos periodos gubernamentales, con Bill Clinton y nuevamente el retorno a la presidencia de los Republicanos, aunque como dice Sartori, tal vez lo más importante es que el segundo partido, el partido de la oposición mantiene una real capacidad para hacerse del gobierno, en todo caso lo que tendría que cambiar es nuestra idílica percepción de este sistema de partidos.

Pasaremos entonces al estudio del sistema de partidos en los casos de Gran Bretaña y los Estados Unidos, tratando de hacer notar las diferencias que existen entre ambos.
  
5. El sistema de partidos en Gran Bretaña

El moderno sistema de partidos es un producto directo de la ampliación del electorado. La ley de Reforma de 1832, si bien aumentó en un 39 por ciento aproximadamente el número de personas con derecho a votar, tuvo escasas consecuencias inmediatas sobre la composición social de la Cámara de los Comunes, pero no obstante marcó el principio del fin de la Cámara de los Comunes como un círculo cerrado en el que grupos y fracciones se disputaban el poder.

Los comienzos del partido de masas en Gran Bretaña fue después de 1832, cuando se crea la sociedad de registro cuya finalidad era asegurar simplemente que todas aquellas personas con derecho a votar pudiesen comprobar sus nombres en las listas de votantes, como señaló Ostrogorski[22], el registro se convirtió en un requisito a través del cual los partidos, hasta entonces confinados al Parlamento, se labraban su camino en las circunscripciones y cubrían gradualmente el país entero con la red de su organización.

Así tenemos la aparición de una de sus características más marcadas de los partidos ingleses, sobretodo del Partido Conservador, y es el enorme poder que parece concentrar en manos de su jefe, una vez elegido no se le exige que informe de algún modo sobre su labor como jefe al partido, él elige a sus colegas ministeriales, es decir una de las características de los partidos británicos es esta estructura vertical en su organización, poseen dentro del partido secciones que se encargan de evaluar la línea seguida por los demás integrantes, una especie de comités de disciplina, que funcionan sobretodo en los momentos que han de llevarse a cabo las votaciones dentro del recinto parlamentario.


Otra característica es la presencia de estructuras burocráticas dentro del partido, que hacen posible la articulación de este a nivel Nacional, ello, es cierto, les permite tener una presencia en todos los rincones del país, pero además es utilizado como estamentos en los que tiene que insertarse aquellos que quieran seguir una carrera política, estos estamentos no hacen posible que advenedizos puedan convertirse de la noche a la mañana en dirigentes nacionales, cargo que se ocupa luego de un largo periplo por cargos de menor importancia, así los grandes dirigentes de los partidos no son elegidos, sino que surgen, se hacen con el tiempo.

La duración del tiempo de servicio del Jefe del Partido en el Parlamento antes de ser elevado a la jefatura es en promedio de 15 a 24 años y el promedio de años que dura sus servicios como jefe del partido es de 9 a 10 años, otro dato interesante es la edad que tiene el jefe al momento de su designación a la jefatura en promedio es de 58 años.

El jefe de un partido político inglés tiene una enorme autoridad sobre sus partidarios, cualesquiera que sean las limitaciones que los estatutos de su partido pueda tratar de imponerle, pues será él quien distribuya ios cargos ministeriales, razón por la cual todos los miembros del Parlamento deben ponderar sus razones antes de atacar o criticar o incluso disentir públicamente de la posición de su jefe. Y, sobretodo, debe reflexionar profundamente antes de complicarse en cualquier actividad que pueda ser considerada como rebelión contra él. Si cae en desgracia perdiendo el favor del jefe, puede arruinar su carrera política.


Estas consideraciones son aplicables a ambos Partidos, Laboralista y Conservador, son consecuencia directa de! enorme incremento que se ha producido en las últimas décadas en los poderes de los Ministros y su Gabinete, unido al enérgico reajuste de la disciplina del partido que ya habíamos comentado, situación impensable en el caso norteamericano.

La organización administrativa del Partido Conservador sobretodo, aún en la oposición es la siguiente: el jefe selecciona entre sus partidarios a aquellos a quienes desea tener como consejeros permanentes. Este grupo se conoce técnicamente como Comité consultivo y popularmente como "Gabinete en la sombra", los demás miembros del partido no toman parte en la selección de los que serán miembros del gabinete en la sombra, solo el jefe elige la oligarquía que controla los asuntos del partido mientras se halla en la oposición[23].


Hasta aquí ya tenemos algunas diferencias respecto a como se organizan los partidos políticos en Gran Bretaña, nos gustaría seguir ahondando más en estas diferencias pero razones de tiempo no nos permitieron llevar a cabo este trabajo.

6. El sistema de partido en los Estados Unidos

Como ya lo señalaba Tocqueville[24], Estados Unidos se caracteriza por la creación de una gran cantidad de asociaciones, además de una gran variedad, que sirven de filtro entre el poder y los individuos, habría un fuerte espíritu de participación social por lo menos, que por otro lado fomenta la descentralización y que serán parte de las características del sistema de partidos en este país.

Como veremos a continuación las diferencias entre ambos sistemas es notable, pues a diferencia de lo que vimos en el caso Inglés, la estructura de los partidos estadounidenses (con escasa disciplina, falta de un programa común, organización diversificada de los cincuenta partidos demócratas o Republicanos de cada Estado) determina que su bipartidismo sea más bien aparente y sólo se concrete en el proceso de las elecciones presidenciales, pues en el caso de algunos Estados estos grandes partidos ocupan un tercer lugar frente a partidos locales que obviamente dificultan la comprensión de este sistema.

Un trabajo interesante sobre los partidos norteamericanos es el desarrollado por E.E. Schattschneider[25], del que nos valdremos para este análisis comparativo, en su obra, explica que la mejor prueba del carácter rudimentario de los partidos en Estados Unidos es el hecho de que se apoyan ampliamente en el patronazgo para el montaje de la organización y sus demandas de contribución en dinero o colaboración en sus distritos electorales son ridículamente pequeñas. El partido tiene un bajo nivel de organización[26], a diferencia de lo que ocurre en Inglaterra.

En la mayor parte de los Estados el partido carece de control sobre sus miembros. Cualquier elector puede, por propia iniciativa y declaración, hacerse inscribir por un funcionario público (designado para ello) como miembro de un partido. El partido como tal no es consultado. No hay una aceptación de la instancia de ingreso, no se somete a votación ni puede denegarse; no hay norma por las que el partido pueda expulsar a un miembro.[27]

Además el miembro no asume obligaciones para con el partido, no se ligan mediante juramento, no pagan cuota de afiliados, tampoco tienen obligaciones que cumplir en virtud de su carácter de miembro, no se le pide que haga propaganda ni que participe en la campaña, no es obligatoria la asistencia a las reuniones del partido y tampoco votar por los candidatos del mismo, en realidad, ni siquiera se le exige que vote.

Si quiere abandonar el partido no precisa hacer una renuncia expresa de su condición de miembro, ni siquiera ha de notificarlo; sencillamente, acude a las autoridades para inscribirse en otro. La afiliación, pues, es bastante ficticia porque aquél carece de control sobre sus miembros y éstos de obligaciones para con el mismo[28].

En el sistema de partidos norteamericano la designación de los candidatos también difiere al modelo inglés, ahí veíamos que el jefe del partido era indiscutiblemente designado para el cargo máximo, en este caso como Primer Ministro, ello no ocurre en el sistema norteamericano, aquí los candidatos son designados a través de dos procesos, las convenciones dentro de cada partido y las elecciones primarias, en las cuales no sólo pueden participar los miembros del partido sino aún personas ajenas a este.

La estructura de las organizaciones partidarias se ha comparado a un torta de capas, más bien que a una cadena de transmisión de órdenes. No se trata de una torta común, sino de una torta de bodas que tiene cuando menos cuatro o cinco sectores geográficos distintos. Los precintos constituyen la capa más baja y en la cumbre está la figura solitaria del presidente del comité nacional del partido.



Los jefes titulares de los partidos son el presidente en funciones y el candidato derrotado del otro partido, pero sus posiciones son de variable importancia, a diferencia de lo que ocurre en Gran Bretaña, debido a que algunos candidatos presidenciales han ejercido poca influencia durante los cuatro años siguientes a su derrota en las elecciones.

Por otro lado, la idea de un bipartidismo norteamericano siempre se asoció a la presencia de sólo dos partidos, el Demócrata y el Republicano, lo cual no resulta cierto, en realidad se trata de los partidos que en conjunto logran por lo general el 90% de la votación, pero además de estos grandes partidos existen una gran variedad de pequeños y a veces efímeros partidos, aunque como ya dijéramos en algunos Estados estos pequeños partidos logran imponerse a los partidos mayores relegándolos a un tercer lugar, E.E, Robinson[29], en su libro informa sobre la actuación de los pequeños partidos en las elecciones presidenciales, según Robinson, el número de partidos que han tomado parte en las elecciones presidenciales de 1836 a 1932 fueron; 17,14,12,13,11,11,15,12,15 y 11, dato interesante a tener en cuenta.


Finalmente, un último aspecto que quiero destacar es el hecho que a diferencia de lo que ocurre en el sistema inglés, los representantes políticos elegidos para la Cámara de Representantes o el Senado no suelen votar de acuerdo a consignas partidarias, sino de acuerdo a criterios personales, es así que para cada proyecto legislativo cada grupo trata de buscar el mayor número de adherentes a su causa, han existido ocasiones en las cuales los proyectos del Presidente han sido más votados por Representantes del partido contrario que por su propio partido, esto no podría ocurrir en Gran Bretaña donde si existe una disciplina partidaria.

7. Conclusiones

Como vemos, existen grandes diferencias entre ambos sistemas de partidos, que nos llevan a preguntarnos si podemos clasificarlos en el mismo grupo, estas diferencias no sólo se dan en el plano de la estructura u organización del partido, sino también en la forma como designan los candidatos, en el plano de los programas del partido y aún más en la relación que mantienen entre sí el jefe y los militantes del partido, sobretodo entre aquello que aspiran llevar a cabo una carrera política, pero tal vez la diferencia principal sea el mismo sistema político en el que se insertan estos partidos tal y como ya lo reconocía Arendt Lijphart[30] , cuando hablaba de las democracias de estilo mayoritario como Inglaterra y las democracias de estilo consensual, o sencillamente por tratarse de un gobierno Parlamentario y el otro Presidencial, lo que definitivamente marca grandes diferencias no solo en la forma de organizarse sino en las demás estructuras que coexisten a su alrededor.

Se requeriría de un trabajo más extenso para poder ofrecer una alternativa de clasificación y solución a este problema, en todo caso queda la inquietud y la voluntad para seguir clarificando aspectos de interés para la ciencia política, habría que decir mucho más, pero prefiero terminar aquí, aún cuando debo confesar que lo hago con una sentimiento de insatisfacción, el tiempo nos volvió a ganar en esta tarea.




BIBLIOGRAFÍA
-       Sartori,  Giovanni  "La   Política:   lógica   y  método  en   las   ciencias sociales" Ed. F.C.E., México 1987.
-       Almond, Gabriel "Una disciplina segmentada" Ed. F.C.E., México 1999.
-       Easton, David "Política moderna" Ed. Letras, México, 1970.
-       Johnson, Nevil "Los límites de la ciencia política" Ed. Tecnos, España 1991.
-       Laswell,  Harold "Psicopatología y política"  Ed.  Paidós,  Argentina, 1963.
-       Manheim, Jarol "La política por dentro" Ed. Gernika, México 1983.
-       Easton.  David "Esquema para el análisis  político"  Ed.  Amorrortu, Argentina, 1987.
-       Deutsch, Karl "Los nervios del gobierno" Ed. Paidós Argentina 1971.
-       Almond. Gabriel y PoweII "Política comparada" Ed. Paidós Argentina 1973
-       Sorauf, Francis "Ciencia política: una sencilla visión  general"  Ed. UTEHA, México, 1967.
-       Pasquino,   Gianfranco   "Manual   de   ciencia   política"   Ed.   Alianza Universidad, España, 1986
-       Caminal   Badía,   Miquel   "Manual   de  ciencia   política"   Ed.   Tecnos, España, 1997.
-       Merkl, Peter "Teorías políticas comparadas" Ed. Roble, México, 1973.
-       Sartori,  Giovanni  "La  comparación  en  las  ciencias  sociales"   Ed. Alianza Universidad, España, 1994
-       Duverger, Maurice "Los partidos políticos" Ed. F.C.E., México 1961.
-       Sartori,   Giovanni   "Partidos   y   sistema   de   partidos"   Ed.   Alianza Universidad, España, 1997.
-       Mckenzie, Robert "Partidos políticos británicos" Ed. Taurus, España, 1960.
-       E. E. Schattschneider "Régimen de partidos"  Ed. Tecnos, España, 1964.


[1] Giovanni Sartori: "La política: lógica y método en las ciencias sociales".
[2] Gabriel Almond: “Mesas separadas” en: Una disciplina segmentada.
[3] David Easton: "Política moderna".
[4] Nevil Johnson: "Los límites de la ciencia política".
[5] Harold Laswell: "Psicopatología y política".
[6] Jarol Manheim: "La política por dentro".
[7] David Easton: "Esquema para el análisis político".
[8] Karl Deutsch: "Los nervios del gobierno".
[9] Gabriel Almond Y Powell: "Política comparada".
[10] Francis Sorauf: "Ciencia política: una sencilla visión general".
[11] Basta señalar los trabajos de Eduardo Andrade Sánchez "Introducción a la ciencia política", Gianfranco Pasquino "Manual de ciencia política", Miquel Caminal Badía "Manual de ciencia política", entre otros.
[12] Entre estos se encuentran: Almond y Powell "Política comparada", Peter Merkl  "Teorías políticas comparadas", Bertrand Badie "Política comparada".
[13] Como es el caso de Marcel Prelot "La ciencia política", Francisco Miroquesada "Introducción a la ciencia política", Pablo Lucas Verdú "Principios de Ciencia Política".
[14] Giovanni Sartori: "Comparación y método comparativo" en La comparación en las ciencias sociales.
[15] Giovanni Sartori: "Partidos y sistemas de partidos".
[16] Jean Blondet: "Introducción al estudio comparativo del Gobierno".
[17] Giovanni Sartori: "Partido y sistema de partidos" Pág. 232.
[18] Op. Cit. Pág. 232.
[19] León Epstein: "Los partidos políticos en las democracias occidentales".
[20] Peter Merkl: "Teorías políticas Comparadas".
[21] Op cit. Pag-290-291
[22] Ostrogorski: "Democracia y organización de los partidos políticos".
[23] Robert Mckenzie: "Partidos políticos Británicos".
[24] Alexis de Tocqueville: "La democracia en América".
[25] E.E. Schattschneider: "Régimen de partidos".
[26] E.E. Schattschneider: "Régimen de partidos" Pág. 75.
[27] Op. Cit. Pág. 81.
[28] Op. Cit. Pág. 81.
[29] E.E. Robinson: "El voto presidencial" Pág. 33.
[30] Arendt Lijphart; "Las democracias contemporáneas".

TIEMPO DE DEFINICIONES

domingo, 27 de noviembre de 2011 0 comentarios

Conga es emblemático pero el estudio de impacto ambiental no es creíble para la población. Hay desconfianza hacia las mineras y con razón y la hay asimismo respecto de los políticos y con razón.

Publicado en el diario La Primera,
el viernes 25 de noviembre de 2011,
en la sección Política.

POR MARÍA DEL PILAR TELLO

Días difíciles para el país y para el gobierno de Humala. La conflictividad socioambiental viene desde siempre y permanecerá, lo importante es que no se convierta en ingobernabilidad. De ella dependen los logros en inclusión y progreso. Nada será posible con confrontaciones, radicalismos o represiones. Pero el diálogo con equilibrio en nuestra compleja realidad es más difícil y complicado, los egos se mezclan con los intereses económicos y políticos y nada es neutral, ni siquiera los estudios que se presumen científicos.

Lo grave es que todo contexto político es sospechoso. La política se ha vuelto negativa, los partidos políticos frágiles y debilitados no son la mejor vía para revisar la relación con el poder económico, tampoco lo son los medios de comunicación que se alinean y combaten de acuerdo a sus intereses. Requerimos de un líder que establezca prioridades y las ejecute con responsabilidad más allá del discurso.

La dicotomía agua versus oro es un falso dilema. A nadie escapa la dimensión vital y vivificadora del agua. Conga es emblemático pero el estudio de impacto ambiental no es creíble para la población. Hay desconfianza hacia las mineras y con razón y la hay asimismo respecto de los políticos y con razón.

Días difíciles para el país y el gobierno de Humala. La conflictividad socioambiental viene desde siempre y permanecerá, lo importante es que no se convierta en ingobernabilidad.          
El comportamiento vacilante y temeroso de nuestros políticos respecto de los poderosos intereses económicos en juego abona la desconfianza. El discurso sobre minería responsable y preservación y distribución del agua no puede quedar en discurso.

No es admisible oponerse a la actividad minera por capricho o interés político. Tampoco lo es dejar de escuchar a quienes defienden lagunas y microcuencas siendo evidente que sufrirán daños. El proyecto de asegurar el abastecimiento de agua con cuatro reservorios de agua que la acumulen no convence frente a lo que son las lagunas naturales. Un nuevo estudio imparcial e independiente, agregado a la opinión del Ministerio del Ambiente, es indispensable.

No es admisible oponerse a la actividad minera por capricho o interés político.                 
Conga no es lo único que está en cuestión, el trato que se le de permitirá ver la política del gobierno frente a la minería y cuán responsable podrá ser. Y constatar si el diálogo funciona, si la materia prima indispensable es la materia gris de políticos, empresarios y líderes populares en la búsqueda de la difícil convergencia de intereses, reduciendo en lo posible la negatividad de posiciones opuestas a partir de las consecuencias ecológicas y sociales de afectar las fuentes naturales de agua. Como fondo está la urgencia de una zonificación ecológica y económica que establezca dónde puede haber minería y dónde no, pero pronto y no a largo plazo.

La conflictividad exige una institucionalidad ad hoc, intersectorial, de prevención y modificación de conflictos.
La inversión minera es muy importante y debería darse sin afectar los recursos para agricultura y ganadería. No es una opción descalificar la protesta, menos aún lo es la represión. La conflictividad exige una institucionalidad ad hoc, intersectorial, de prevención y modificación de conflictos.

La participación y consulta a la población exige interlocutores sociales capaces, que no bloqueen iniciativas de desarrollo y que entiendan que sin actividad minera habrá menos recursos para la inclusión social.

La participación y consulta a la población exige interlocutores sociales capaces,  que entiendan que sin actividad minera habrá menos recursos para la inclusión social.
Garantías para uno y otro sector, equilibrio y negociación toman tiempo. El gobierno no debería precipitarse a avales que pueden generar ingobernabilidad. La política es el arte de convencer y ganar confianza. Los beneficios de proyectos mineros deben ser suficientes para compensar los costos y el Estado juega en todo esto un rol fundamental e irremplazable.