Fouché: la leyenda negra |
Por Alberto Espinoza Castellares
La semana que pasó conversaba con algunos colegas sobre este personaje, José Fouché, y recordábamos que algunos docentes nos habían hablado apasionadamente sobre él en los primeros años de nuestra formación académica, se nos presentó como el político por excelencia, intrigante, calculador y sin partido alguno. Su partido era siempre el de la mayoría, un político frío, práctico, que todo lo maquinaba detrás del escenario.
Recordábamos como aquella historia terminaba entusiasmándonos pues ingenuamente pensábamos que la política debía de ser así, más aún cuando nos dijeron que había una biografía escrita sobre este personaje que narraba de forma excepcional su vida y que dicho libro era calificado además como “el manual de todos los políticos”, la biografía fue escrita en 1929 y narra desde la Revolución Francesa hasta la caída y postrimerías del Imperio napoleónico descubriendo la sicología de un animal político excepcional.
Su partido era siempre el de la mayoría, un político frío, práctico, que todo lo maquinaba detrás del escenario |
Un hombre que en 1790, antes de la Revolución Francesa, era profesor en un seminario, en 1792 saqueaba y quemaba las iglesias, votó a favor de la muerte de Luis XVI y María Antonieta, en 1793 era un exaltado ministro jacobino, cinco años después era multimillonario, diez años más tarde era duque y ministro nombrado por Napoleón y en 1815 se casa bendecido y nombrado de nuevo ministro por el rey Luis XVIII, hermano del rey a quien Fouché pidió asesinar. Y mientras todo eso sucedía, por su puerta iban pasando los cadáveres de los hombres más poderosos de Francia, Luis XVI, Robespierre, Napoleón.
Su secreto siempre fue “cambiar rápidamente de chaqueta siguiendo la nueva dirección del viento”. “Estos osados virajes, este descarado pasarse al otro bando a plena luz del día, esta huida al lado del vencedor, son el secreto de Fouché en la lucha”. Por eso, en plena fiebre de la guillotina francesa, ante las acusaciones de excesivamente moderado puede defenderse con sus sentencias de muerte cuando fue gobernador de Lyon. Y si son los moderados quienes la acusan de sangriento, podrá recordar que son los jacobinos quienes le acusan de moderado.
Su secreto siempre fue: “Cambiar rápidamente de chaqueta siguiendo la nueva dirección del viento” |
Tal vez exista algo de verdad en sus páginas, pero esa verdad que encierra está recubierta de una oscura leyenda, de episodios que en realidad no ocurrieron históricamente pero que están ahí para aportar mayor emoción en el lector, por tanto mal haríamos en considerarlo el manual indispensable de los políticos, no todos deben actuar de la misma forma y menos seguir el mismo estilo.
La obra en referencia es la biografía escrita por Stefan Zweig cuyo título es justamente: “Fouché: retrato de un político”, al prologar su libro Zweig empieza diciendo que cuando escribe lo hace sabiendo que Fouché es solo un tipo, un modelo de político y no el único existente, ya se verá esto cuando se estudien las tipologías sobre la personalidad política en el siglo XX, como los trabajos de Lasswell.
Fouché tenia una visión realista, no por apoyar la causa del rey sino porque veía con claridad el estado de las cosas |
Regresando a la biografía escrita por Zweig, cabe mencionar que no es la única biografía sobre Fouché, aunque decididamente si es la que da mayor vida al personaje, su narración nos hace sentir vivo el escenario que nos presenta, pero como decía no es la única biografía, existen otras como las escritas por Roberto Valenti, Louis Madelin o cortas referencias sobre el personaje en una gran diversidad de obras como las biografías de Talleyrand escrita por Duff Cooper y claro también están las memorias del propio Fouché, la que causa en el lector una idea de su personalidad muy distante de la que se desprende después de haber leído la biografía novelada por Zweig.
Con todo lo señalado hasta el momento no quiero decir que lo que se diga de Fouché sea solo creación fantástica de algunos, pero justamente como investigadores que somos debemos evitar caer en las exageraciones y en la construcción de leyendas imaginarios, no está mal pues que un politólogo conozca y lea este tipo de obras, pero si lo estaría el hecho de tratar de copiar este modelo de político como si la naturaleza de la política solo pudiese ser así.
No está mal que un politólogo conozca y lea este tipo de obras |
Es dable distinguir entre los que hacen política, o sea, los políticos y quienes investigan acerca de los hechos políticos, vale decir, los politólogos, nuestra meta es justamente comprender ese tipo de comportamiento y no tratar de seguir lo que nos pueda sugerir el libro.
Lo segundo a lo que quería referirme en estas líneas es sobre el personaje, José Fouché, quien se ha dicho tanto, y a la vez tan poco, que lo que conocemos solo ha servido para crear una leyenda negra de su vida, es cierto que la mayoría de libros en los que se le menciona se le retrata como si fuera una víbora que espera el momento de morder a su siguiente víctima, oculto detrás de alguien, siempre detrás.
Sin embargo, por lo que he podido captar, Fouché si tiene determinadas convicciones políticas. Ahora bien, no debe confundirse su ideología con su capacidad de sacrificio que era nula.
La meta es justamente comprender ese tipo de comportamiento y no tratar de seguir lo que nos pueda sugerir el libro |
Excelente consejero político era indiferente a las profesiones de fe y fidelidad, sirvió a Napoleón mientras le fue útil y a pesar de haber salido del pueblo quiso servirse siempre de la opinión pública como un instrumento para sus fines, sus máximas son siempre realistas, concretas, desilusionadas de toda posible confianza en las excelencias del próximo, sea un hombre, sea un pueblo.
Pasemos ahora a las cualidades que hacen de él un político constructivo y fuerte. En primer lugar, su visión realista, no por apoyar la causa del rey sino porque veía con claridad el estado de las cosas. En segundo lugar, la importancia que le dio al régimen representativo, sin este sistema él mismo no podría haber surgido y es consciente de la importancia que tendrá en el futuro de los pueblos.
Excelente consejero político era indiferente a las profesiones de fe y fidelidad |
En definitiva, Fouché como estadista puede colocarse al nivel de Talleyrand. Ambos carecieron de la dimensión de lo heroico, pero poseyeron la dimensión más rara de lo estable.
El realismo de Fouché estriba en haber postulado: “Una aristocracia gobernante”, un punto de vista práctico para su tiempo, tengamos entonces presente cuando leamos la biografía de este personaje que mucho de lo que se dice es invención de quien lo escribe antes que sucesos fidedignos con la realidad por lo que hagamos preferentemente una lectora crítica y no de aplicación inmediata.
Bibliografía
- Fouché: retrato de un político – Stefan Zweig
- Fouché: Ministro diabólico – Roberto Valenti
- Fouché – Louis Madelin
- Memorias – José Fouché
- Memorias – Talleyrand
- Talleyrand – Duff Cooper
Recuerdo haber leído el libro hace muchos años y analizarlo hoja por hoja con el profesor Carlos Mendosa y uno compañeros mas, aquellos años que siempre recuerdo.
Fouche un personaje oculto tras las sombras que después de muerto seguía chantajeando y aterrorizando con la publicación de los secretos de políticos y militares. Un tipo hábil sin moral ni ética ni corazón la traición era tan solo una palabra sin concepto.
Lo que hizo Fouche se utiliza en la actualidad en la realidad política moderna no ha cambiado en nada a excepto las modernas herramientas con que se consigue la información y su difusión.
Un personaje que siempre hay que tomar en cuenta en política junto a Maquiavelo.